Desería taparme la cara, taparme la mitad de la cara, para intentar verlo todo distinto, todo a la mitad:la mitad de maldad, la mitad de desilusión, la mitad de tristeza, de angustía, pero luego pienso, para que taparmela, si cuando me la vuelva a destapar, todo será igual, no habrá valido la pena nada.
Hay veces en la vida en las que no hay que detenerse a pensar. Hacerlo todo de forma atropellada, alocada. Hacer las cosas como si fuese una locura. Y después, pagar las consecuencias... o disfrutar el momento. A veces, no es bueno quedarse parado, pensando, viendo como los demás hacen realidad su sueño. Quizá el tren pase más veces, o quizá solo pase una vez, una única vez. Quizá sea un tren de ida sin regreso, o un tren de ésos que solo se chocan contigo una vez en la vida. Es ahora, o nunca.
No hay comentarios:
Publicar un comentario