-Si, soy yo. La que llora cuando ríe, la que cuando tiene un mal día te grita, la que con sus amigas se pone en el medio de la calle a bailar y cantar. Se ofende por cosas insignificantes, una más que se une al club de tontas enamoradas, la que solo le gusta dar abrazos, la que a menudo se siente pequeña. La que en los días de sol se come el mundo y en los de lluvia se encierra con sus amigas en algún lugar para hablar. La que hace el tonto siempre que puede, la que lo daría todo por los suyos, la que hecha de menos cierta gente...
La que siempre tendrás a tú lado, cuando estes solo, cuando nadie quiera dirijirte ni tan siquiera la palabra, cuando quieras llorar, de alegría o de dolor, cuando necesites a alguien que te ame, que te cuide, y lo más importante, que te respete.
Sí, esa soy yo.

Hay veces en la vida en las que no hay que detenerse a pensar. Hacerlo todo de forma atropellada, alocada. Hacer las cosas como si fuese una locura. Y después, pagar las consecuencias... o disfrutar el momento. A veces, no es bueno quedarse parado, pensando, viendo como los demás hacen realidad su sueño. Quizá el tren pase más veces, o quizá solo pase una vez, una única vez. Quizá sea un tren de ida sin regreso, o un tren de ésos que solo se chocan contigo una vez en la vida. Es ahora, o nunca.
No hay comentarios:
Publicar un comentario